Marta Grau durante su voluntariado en Nepal

Marta Grau

Una gran experiencia de voluntariado en Tailandia

Buenas días Travel Work,

La experiencia de voluntariado en Tailandia fue una de las mejores experiencias de mi vida.

Me fui hace dos años con mi hermana pequeña Blanca. Decidimos irnos juntas ya que no nos atrevíamos a irnos separadas a un país tan lejano y tan diferente. La verdad que una vez ahí es todo muy seguro y podíamos haber ido separadas perfectamente ya que nos juntamos con otros voluntarios de diferentes países como Francia, Portugal, Irlanda..

Una vez llegamos a Tailandia, conocimos en el aeropuerto a otra voluntaria de Madrid que vino sola. Nos trasladaron a un hotel y el día siguiente ya íbamos a la casa con el resto de voluntarios. La casa era de unos tailandeses que vivan ahí y acogían a todos los voluntariados de diferentes países. La verdad que de las mejores personas que he conocido, súper agradables, y a pesar de no saber nada de inglés siempre intentaban comunicarse con nosotros, hacer actividades, incluso tomar alguna copita. Siempre estaban con una sonrisa y eso me encantaba.

La mañana siguiente fuimos a la casa a desayunar y a que la coordinadora (también Tailandesa) nos comentaran un poco cual sería nuestra rutina de todo el mes. Además también nos enseñaron un poco de tailandés, como decir hola, gracias, los números, los días de la semana… lo necesario.

Cada domingo llegaban voluntarios nuevos y ese domingo éramos dos franceses, una irlandesa, una española y nosotras dos. Al final nos dijeron que estos nos quedaríamos en el hotel hasta que otros voluntarios se fueran ya que no cabíamos en la casa de todos los voluntarios que éramos. Blanca y yo nos sorprendimos porque pensábamos que seriamos muy pocos pero llegamos a ser unas 15 personas, ya que cada semana se iba y venía gente.

Dormir en el hotel no nos incomodó para nada ya que estábamos a 10 minutos andado del resto y como decía antes, Tailandia es seguro y no teníamos ningún problema. Cada mañana nos despertábamos a las 8 de la mañana e íbamos andando a la casa a desayunar con el resto de voluntarios. Esto también lo hacíamos a la hora de cenar, aunque muchas veces cenábamos fuera ya que a mí la comida tailandesa no me gustaba mucho y solo comía fruta en la casa (demasiado buena).

Teníamos una coordinadora que estaba en la casa cada mañana y cada tarde. Ella es la que nos dijo nuestros horarios, nuestros fines de semanas, ( ya que compramos el programa completo con dos fines con actividades pagadas) , lo que teníamos que hacer en el voluntariado, es decir, toda nuestra rutina.

El primer día como ya he dicho, fuimos a desayunar a la casa con el resto de voluntarios nuevos. Ese mismo día ya hicimos un grupo ya que éramos los nuevos. Éramos 4 españolas, dos franceses y una irlandesa.

Nos dejaron la mañana libre y después de comer nos fuimos a un mercado típico en Tailandia. Ahí ya compramos pendientes, ropa, comida.. Ya que era todo súper súper barato.

El segundo día ya empezamos nuestro voluntariado. Nos venía a buscar un tuc tuc (coche taxi en Tailandia) y nos llevaban a cada uno al sitio que nos correspondía. Cada uno tenía un programa diferente (profesora de inglés en guardería, en colegios, en universidades, orfanato…) y Blanca y yo pedimos ir al orfanato todo el día pero habían problemas y solo podíamos ir por las tardes. Por las mañanas nos incorporaron en un colegio. Escogimos dar clases a niños entre 5-6 años ya que nos gustaba más. El colegio súper bien, todos muy agradables con nosotras, nos prestaban mucha atención y siempre se preocupaban por nosotras.

Después del colegio íbamos a comer, la comida era un taper que nos daban los de la casa, y después íbamos por la tarde al orfanato, el mejor momento del día. Esos niños huérfanos eran los niños más adorables que he visto. Algo que me sorprendió mucho es que niños de apenas dos años, sabían que era la hora que venían voluntariados a jugar con ellos y cuando venían salían corriendo de su salita, cogían los zapatos de una estantería pequeña donde estaban colocados y te los ponían enfrente para que tú se los pusieras. Ya con solo 2 añitos sabían que no podan salir fuera sin zapatos.

Esos niños sin padres transmitían muchísima felicidad y alegría, estaban todo el rato jugando, corriendo, riéndose… Están muy bien cuidados ahí, cada mes hay voluntariados y no les falta de nada. Con ellos aprendí muchas cosas y mi forma de pensar cambio totalmente. Hay que valorar mucho más lo que tenemos y dejamos de tener ya que ellos sin familia ya piensan que tienen lo suficiente y están más que agradecidos con lo que tenían.

La experiencia en el orfanato fue de las mejores y sin duda volvería a repetir, sea en el mismo para ver cómo han cambiado esos niños o en otro para ayudar a los demás.

Después del orfanato, nos venía a buscar otra vez el tuc tuc y nos llevaba a la casa con todos. Ya eran las 16h/17h de la tarde y a las 18h era la cena. O cenábamos en la casa y hacíamos un poco el vago o sino íbamos más tarde a cenar por ahí o a visitar la ciudad de Chiang Mai.

Por la noche nos íbamos a tomar algo con todos a los bares de por ahí. Uno que recomiendo muy chulo es el Yellow, ya que era un bar con música y muchísimos extranjeros.

Y así toda la semana. Los fines de semana hacíamos actividades ya que cogimos el pack completo y teníamos dos fines de semana con actividades y dos libres. Las actividades fueron ir a Chian Rai, visitar templos, visitar los campos de té, visitar a los elefantes (no lo recomiendo mucho ya que están mal tratados)…

Los otros dos fines de semana fuimos a Pai, con todo el grupo. Un pueblo espectacular con mil cascadas, lagos, aguas termales… y el otro nos fuimos Blanca y yo a Krabi ya que queríamos ver la playa de Tailandia. Cogimos un vuelo interior con mucha seguridad y nos dirigimos como mochileras hacia Krabi. Dormimos en un hotel de 10 euros por noche, el cual estaba genial, limpio y ordenado.

Fue todo genial, las playas preciosas y el atardecer aún más. Estuvimos de viernes a domingo y ya el domingo volvimos. Nos quedamos una semana más y luego ya a Barcelona.

Recomiendo esta experiencia a todo el mundo ya que aprendes muchísimas cosas que jamás te imaginarias y conoces a gente maravillosa. Gracias por todo Travel Work.